YOGA TERAPÉUTICO (ADAPTADO PARA FIBROMIALGIA)
Las clases de yoga que se imparten en Afibrom tienen un enfoque terapéutico y están adaptadas en cuanto a ritmo, postura e intensidad. La práctica se modifica según las necesidades grupales del momento y existen opciones según la características individuales.
Las clases se estructuran y planifican no sólo para que las personas con fibromialgia puedan seguirlas, sino que están especialmente diseñadas para que obtengan los máximos beneficios de ellas.
Beneficios del yoga en fibromialgia
Mejora la movilidad.
Mejora el tono muscular y se genera fortaleza (sin tensión ni rigidez)
Los estiramientos suaves ayudan a soltar contracturas y mejorar la postura
Mayor equilibrio y capacidad de concentración.
Mejora la respiración y permite aumentar la capacidad pulmonar, mayor oxigenación del cerebro y tejidos corporales.
Ayuda a regular el sueño y dormir mejor.
Ayuda a bajar la ansiedad y mejora el estado de ánimo, favorece la relajación física y mental.
Al mejorar la movilidad y la resistencia permite sostener las actividades diarias con más facilidad.
El yoga activa el sistema nervioso y la energía de una forma equilibrada con la capacidad para relajarse.
Alivia el dolor y contribuye a generar una actitud más positiva ante él, aceptación y autoconfianza, una visión más amplia que permite seguir disfrutando de la vida a pesar del condicionamiento de la enfermedad.
Proporciona herramientas sencillas y efectivas para el día a día, tanto para cuidar y mejorar su estado físico, como para trabajar la atención y concentración. Técnicas sencillas de respiración para la relajación y para un mayor bienestar global.
Ofrece a la persona recursos variados para hacer una práctica por su cuenta, adaptándola a la fase de la dolencia. Genera un sentimiento de autoestima y empoderamiento.
La práctica del yoga terapéutico adaptado en grupo (reducido) genera un espacio de encuentro en un clima de confianza y respeto, a la vez de libertad para expresar y compartir. Supone un tiempo para socializar y salir de la soledad en la que a menudo se encuentran estas personas.
ESTRUCTURA DE UNA CLASE
Las clases de yoga duran 1 hora.
Hay una estructura básica que se suele seguir:
–Centrar.
Comienza con unos minutos para conectar con el cuerpo, la respiración, observarse y traer la atención al momento. Es un momento de pausa en la actividad diaria y una oportunidad para tomar conciencia de una misma. Suele haber un tema conductor para la clase que suele ir variando, se introduce conectado con la práctica.
–Calentamiento.
Comienza con ejercicios suaves para articulaciones y para activar y estirar gradualmente, dando el tiempo necesario al cuerpo y la respiración, ayudando a centrar la atención. Estos ejercicios pueden ser de pie, sentados en silla o balón o también tumbados.
–Movimientos o posturas un poco más intensos y variados conectados con el tema o intención para ese día.
–Relajación, meditación, ejercicio de respiración.
Al final hay un tiempo para asentar todo lo que se ha hecho y bajar ritmo. Va variando cada día o semana.
Con frecuencia introducimos masajes sencillos: con pelotas, con las manos, de pies, con los balones etc.
Los grupos son pequeños y la atención es personalizada. La adaptación a lo que puede hacer cada una es máxima, hay la posibilidad de seguir la práctica en silla o tumbada, según las necesidades especiales que puedan surgir.
Es una práctica pensada para que todo el grupo la pueda seguir y para que las personas que asisten puedan ir adquiriendo herramientas que les ayuden en su vida diaria, en cuanto a cuidados corporales como gestión del dolor y del estrés.
Orfilia Pérez Seijas
Especializada en yoga y yoga terapéutico.