En el silencio del dolor, se esconde una batalla tan invisible como profunda. Cada suspiro, cada latido, es un eco de resistencia en un mundo que a menudo olvida la intensidad de cada paso dado por aquellos que sufren. Hoy, nos duele más que nunca saber que una socia más, nuestra querida Lile, se suma a la lista y ha decidido dejar este camino de la vida antes de tiempo, buscando paz donde el dolor ya no pueda alcanzarla.
La fibromialgia no solo es un conjunto de síntomas; es un universo de dolor que nubla días y noches, dejando marcas invisibles pero indelebles en quienes lo sufren. Cada persona que lucha contra esta enfermedad carga consigo una historia de valentía que desafía los límites del cuerpo y del alma.
En memoria de quienes ya no están entre nosotros, recordamos su fuerza y su lucha. Que su partida nos recuerde la urgencia de comprender, apoyar y visibilizar el dolor invisible que acecha. Cada vida perdida es un recordatorio de que la comprensión y el apoyo pueden ser la luz que disipe la sombra de la desesperanza.
En el oscuro rincón de la ignorancia y la indiferencia, el dolor no tratado se convierte en un verdugo silencioso que arrebata vidas por el camino del suicidio. La sociedad no puede ignorar más que el dolor crónico, como el de la fibromialgia, no solo afecta el cuerpo, sino que también destroza el espíritu y arrasa con la esperanza. Cada vida perdida es un grito de protesta contra la falta de apoyo, la falta de comprensión y el estigma que rodea a quienes luchan diariamente en una batalla desigual. Es hora de alzar la voz y exigir cambios reales en el acceso a tratamientos, en la investigación médica y en la empatía hacia aquellos cuyas lágrimas son tan reales como su dolor.
En honor a aquellos que luchan cada día y a los que ya no están, levantamos nuestras voces en un llamado de compasión y empatía. Que su memoria nos inspire a ser más conscientes, más comprensivos y más amorosos. En cada gesto de apoyo, en cada palabra de aliento, estamos construyendo un puente hacia un futuro donde el dolor no sea motivo de despedida, sino de esperanza renovada.
Que en el silencio de este momento, nuestras acciones hablen más fuerte que cualquier palabra. Porque cada vida importa, cada historia merece ser escuchada y cada corazón merece encontrar paz en la lucha.
Por vosotras/os, in memoriam.
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