La fibromialgia no es una discapacidad por definición, pero alrededor del 50% de las personas que la padecen presentan un alto grado de discapacidad para desarrollar las actividades laborales y de la vida diaria.
Los síntomas más discapacitantes son la fatiga intensa, las alteraciones del sueño, los vértigos, la hipersensibilidad al ruido y a la luz, las migrañas y los problemas cognitivos, como la falta de concentración y memoria.
Incluso las personas afectadas que no tienen una gran discapacidad de forma continua, pueden tener días especialmente incapacitantes.
A la hora de plantearse conseguir un reconocimiento administrativo es importante distinguir entre discapacidad e incapacidad laboral.
El certificado de discapacidad es el reconocimiento administrativo de la discapacidad y su propósito es compensar las desventajas sociales que la discapacidad implica. Se tramita en los centros base de atención a personas con discapacidad de las Comunidades Autónomas por los Equipos de Valoración y Orientación (EVO), formados por al menos, médico, psicólogo y trabajador social.
La incapacidad laboral es la situación en la cual la persona no puede desarrollar su trabajo y puede ser de dos tipos:
- Incapacidad laboral temporal (IT). Es lo que conocemos comúnmente como baja médica. La da el médico y su duración es temporal.
- Incapacidad laboral permanente: Se solicita en el INSS (Instituto Nacional de la Seguridad Social) y con fibromialgia lo normal es que se deniegue en la primera solicitud, por lo que es necesario ir a juicio. Hay diferentes grados de incapacidad permanente: parcial, total y absoluta.
En el caso de querer solicitar la incapacidad es importante tener buenos informes médicos y que el proceso sea llevado por un abogado y perito especializados.