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En el blog de hoy, te hablamos sobre la Fibromialgia en la etapa de la menopausia.
“En la vida todo cambia, como el viaje de las mujeres a través del tiempo”.
Hablar de menopausia en una mujer con fibromialgia, implica aunar un proceso natural como etapa de cambios que, por si mismo, no requiere intervención terapéutica, a menos que se acompañe de enfermedad o incapacidad, junto con la fibromialgia, sus manifestaciones, síntomas y tratamiento asociado.
Aunque el diagnóstico de la menopausia generalmente, se determina tras un año sin menstruación, los cambios hormonales se han iniciado con anterioridad, así como los efectos consecuencia de los mismos. Por tanto, es crucial reconocer dichas modificaciones, y la forma en que afectan a una mujer con fibromialgia.
Durante el periodo en que se suceden las variaciones hormonales y desaparece la función reproductiva, también llamado “Climaterio”, pueden diferenciarse tres periodos, con duración variable, dependiendo de cada mujer:
Fase de Premenopausia
Aparecen alteraciones en el ciclo menstrual. Algunos estudios han descrito que las mujeres, durante la premenopausia, comenzaron con la sintomatología de la fibromialgia. En el caso de mujeres diagnosticadas, se agravaron dichos síntomas.
Fase de Perimenopausia.
Se hace patente la regresión de la función de los ovarios, hasta que desaparece la menstruación.
Fase de Posmenopausia.
Existe un desajuste hormonal, no tiene lugar la ovulación.
Las mujeres con fibromialgia presentan un síndrome, caracterizado, entre otros síntomas, por dolor difuso y extenso, algunos similares al periodo del Climaterio, tales como: fatiga, ansiedad, cefalea, insomnio, debilidad, irritabilidad, depresión, etc. La mayoría de estos síntomas son provocados por la disminución en la producción de hormonas del tipo progesterona y estrógenos.
Los estrógenos favorecen el flujo sanguíneo. Además presentan un papel fundamental en las respuestas inflamatorias del organismo y en el mantenimiento del colágeno y masa ósea. Entre los efectos beneficiosos de los estrógenos, tan importantes en una mujer que presenta fibromiálgia, tampoco podemos olvidar el papel que juegan en sus genitales, turgencia de los tejidos, lubrificación, etc, que condicionan su sexualidad.
Según estudios recientes, los estrógenos tienen mucho que ver en la reacción de las mujeres al dolor. Cuando los niveles de estrógenos son elevados, el cerebro reacciona liberando endorfinas ante una sensación dolorosa. Mientras que si los niveles son bajos, la liberación de endorfinas es menor. Las endorfinas funcionan como neurotransmisores y son similares a los opiáceos en su efecto analgésico y sensación de bienestar.
Nos desbordan los tratamientos hormonales sustitutivos, es decir, distintos tipos de preparados con estrógenos y/o progesterona (en forma de parches, inyecciones, cremas, comprimidos, etc), complejos vitamínicos (A,B,E,C,etc) y minerales ( zinc, selenio,etc), preparados con colágeno, fitoestrógenos, etc. Cualquier tratamiento, por inocuo que parezca, deberá tener una indicación, prescripción y vigilancia médica.
Por lo visto hasta ahora, parece crucial establecer un programa de intervención preventivo a mujeres con fibromialgia en el periodo premenopáusico, con el fin de realizar una adecuada información sobre los cambios que acontecen en esta etapa vital, así como la formación sexológica para mujeres durante el climaterio. Sin olvidarnos de una educación para la salud, en medidas generales y fundamentales, tales como:
- Dieta sana y equilibrada. Rica en Calcio y Vitamina D, con un aporte moderado de grasas del tipo saturadas, suprimiendo los aditivos químicos en la medida de lo posible.
- Práctica de ejercicio físico adaptado, (siempre moderado y acorde con nuestra condición física y de la enfermedad), con el fin de reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares y mantener una densidad mineral ósea y tono muscular adecuado. El ejercicio siempre será el adecuado para mujer en particular, aquel que pueda hacer sin agravar los síntomas.
- Evitar hábitos tóxicos y/o no saludables. Evitando, por tanto, el tabaco y alcohol que aumentan el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares y osteoporosis.
Matilde Rodríguez
Matrona en el Hospital Gregorio Marañón