Hoy alzamos nuestras palabras para celebraros, voluntarios y voluntarias, quienes sois el corazón latente de AFIBROM. En cada uno de vosotros habita una fuerza extraordinaria, una energía única que convierte lo cotidiano en algo especial, lo sencillo en un acto de amor, y lo complicado en un motivo para avanzar. Este homenaje es para vosotros, quienes regaláis lo más valioso que tenéis: vuestro tiempo, vuestra pasión y vuestra constancia.
Habéis elegido el camino del compromiso, un sendero que no es siempre fácil, pero que sabéis recorrer con valentía, generosidad y entusiasmo. Como bien dice una de vosotras: “Cada uno de nosotros es único y tenemos cualidades, ideas y contactos que aportar, pero el compromiso tiene que ser mantenido, real y activo”. Habéis entendido que ser voluntario no es solo ayudar, sino hacerlo desde el compromiso con una causa común, con el propósito de mejorar vidas y construir una comunidad donde nadie se sienta solo.
Nos conmueve recordar cómo una voluntaria, con su dulzura y empatía, acogió a una nueva compañera, brindándole un momento de comprensión tan genuino que esa experiencia transformó a la recién llegada en una voluntaria más. Este es el poder del ejemplo, de la entrega sincera, y de la capacidad de hacer sentir a otros que no están solos.
Cada uno de vuestros testimonios es un reflejo de la profundidad de vuestro trabajo. Desde quien encuentra en el voluntariado una forma de devolver a la sociedad lo recibido, hasta quienes transforman su experiencia personal en una herramienta para acompañar y aliviar a otros. Habéis demostrado que el dolor y las dificultades pueden convertirse en una fuerza de conexión, en un puente hacia la empatía y el apoyo mutuo.
Nos emocionan vuestras palabras, como las de quien afirma: “Siempre, siempre uno recibe más de lo que da. En el voluntariado he aprendido el valor del esfuerzo, la generosidad, el amor desinteresado y la superación de miedos” . Con cada acto, con cada sonrisa, habéis demostrado que lo que dais no solo cambia la vida de quienes reciben vuestra ayuda, sino que también transforma la vuestra, llenándoos de una plenitud que solo se encuentra en el servicio a los demás.
Recordamos la historia de Jorge, aquel joven que, con un sencillo abrazo y unas palabras escritas, enseñó el verdadero significado del voluntariado. Fue un momento que marcó profundamente a quien lo vivió y que nos recuerda que en dar también se recibe, que en ayudar a otros encontramos nuestra propia plenitud.
Y qué mejor que hacerlo en una asociación como AFIBROM, un lugar donde cada esfuerzo cuenta, donde cada acción suma, y donde juntos creamos una comunidad que acoge, comprende e informa. Vosotros sois el alma de esta organización, el abrazo que sostiene, las manos que construyen, y la voz que guía. Sois la dulzura en el hablar, la firmeza en el actuar, y la bondad en el reprimir.
San Juan Bosco dijo: “Muéstrate siempre alegre, pero que tu sonrisa sea sincera”. Y vosotros habéis hecho de esa sonrisa sincera vuestra bandera. Habéis demostrado que, aunque la vida a veces sea difícil, siempre se puede encontrar un motivo para dar lo mejor de uno mismo, para regalar esperanza, para ofrecer un hombro amigo.
Hoy, 5 de diciembre, Día Internacional de los Voluntarios, queremos celebraros y daros las gracias. Gracias por vuestra entrega, por vuestro compromiso, por transformar cada pequeño gesto en un gran cambio. Gracias por ser ejemplo de que, juntos, somos más fuertes.
Hoy, AFIBROM os aplaude, os abraza y os dice, desde lo más profundo del corazón:
¡Gracias, gracias, gracias!
Por ser luz en momentos oscuros, por ser apoyo en tiempos de dificultad y por ser la fuerza que impulsa a nuestra comunidad a seguir adelante.
Con todo nuestro cariño y admiración,
AFIBROM