La forma de vivir la sexualidad es diferente a lo largo de nuestra vida, se incluye dentro de nuestro proceso evolutivo y además se ve afectada por los procesos de enfermedad, entre otros factores. Hoy hablamos de sexualidad y fibromialgia.
Somos seres sexuados. La sexualidad es inherente al ser humano, es fundamental para la continuación de la vida. Se expresa en todo lo que somos y lo que hacemos. Por otra parte somos seres diferenciados, cada persona vive la sexualidad de forma diferente, empezando por nuestros genes, que nos diferencian entre hombres y mujeres, nuestros niveles de hormonas, nuestros genitales, nuestras zonas erógenas, también nuestras emociones, afectos, deseo, excitación y enamoramiento lo vivimos de diferente forma. Nuestro carácter también marca esta vivencia, si tiendo a agradar, a proteger, si me cuesta recibir…, etc. También nos afecta la forma en que hemos sido educad@s en valores y en roles. Por todo ello es un tema complejo en el que no sirven las generalizaciones, sino la forma individual en que cada persona vive su sexualidad.
La sexualidad es vivencia, independientemente de nuestra genética, e incluye:
- La erótica donde incluimos nuestros deseos y anhelos y la forma personal de gestionarlos
- La amatoria o de encuentro, que incluye las formas o ritos que elaboramos para encontrar una pareja.
- La pareja, que es la forma en que nos gestionamos la relación.
La OMS define la salud sexual como la integración de los elementos somáticos, emocionales, intelectuales y sociales, de forma que sean enriquecedores y potencien la personalidad, la salud y el amor.
Podemos vivir la sexualidad de forma saludable teniendo en cuenta tres factores:
- Con una actitud de disfrute, más desde una ética personal, que desde lo educacional o social. Desde la ausencia de temores, sentimientos de culpa o factores psicológicos que nos inhiban. Dejando a un lado los falsos mitos, como que los hombres tienen que tener la iniciativa, igualar sexualidad a penetración, que el mayor disfrute de la sexualidad es tener un orgasmo, que lo que no se usa se atrofia o que con la menopausia desaparece el deseo. Estas afirmaciones son falsas y a veces necesitamos de expertos sexólogos que nos ayuden a superarlas.
- Adaptación a los trastornos o deficiencias inevitables y que afecten a la vida sexual. Y teniendo en cuenta los cambios derivados de los procesos evolutivos de la persona. En concreto en mujeres con fibromialgia se suele adelantar la menopausia unos 5 años y tenemos que tener en cuenta que los cambios hormonales comienzan antes de la retirada de la regla.
También tenemos que considerar la medicación, que en muchas ocasiones produce como efecto secundario una disminución del deseo. Y síndromes asociados a la fibromialgia como el síndrome de Srogen que cursa con sequedad de mucosas.
- Que la persona viva a gusto con su propio cuerpo y su sexualidad.
Es importante disponer de energía suficiente para dedicar una parte a nuestra sexualidad y para ello, en general, nos recomienda adaptar la alimentación a nuestras necesidades con una dieta lo más personal posible, hacer ejercicio moderado y adaptado, descansar lo suficiente, aprender a relajarnos y mantener un equilibrio emocional.
La próxima semana tendremos una charla coloquio, con plazas limitadas y SOLO PARA SOCIOS, en las que podremos ahondar mucho más en el tema de la sexualidad con enfermedad crónica. Os iremos informando.