Si ya es difícil vivir con dolor crónico, dolor diario, constante, a veces soportable, a veces no, día y noche, sin horarios, sin final…
Si ya es difícil convivir con dolor crónico, levantarse cada día con dolor, desayunar con dolor, ducharse con dolor, hacer cualquier tarea con dolor, acostarse con dolor, intentar descansar con dolor…
Aún es más complicado explicárselo a los que nos rodean y que lo entiendan.
Contarles a familiares y amigos que ese dolor no nos abandona, que está con nosotros 24 horas al día, siete días a la semana, 4 semanas al mes, 12 meses al año…
El dolor que no se ve
Cuando ese dolor se convierte en crónico, pasa a ser una enfermedad, pero una enfermedad sin síntomas aparentes, no se ven en las radiografías, ni en un escáner, ni en las resonancias. Es un dolor invisible.
Cuando ese dolor es crónico, invisible y tiene nombre, ‑digamos, fibromialgia, Encefalomielitis Miálgica/Síndrome de Fatiga Crónica, neuralgias de distintos tipos, dolores neuropáticos con diferentes orígenes, y mil y una enfermedades raras y no tan raras que cursan con dolor, y que esperan y necesitan tener visibilidad‑, ¿Cómo hago para que lo entiendan?
Cuando eres mamá o papá y padeces una enfermedad crónica, que conlleva dolor constante diario ¿Cómo se lo explicas a tus peques? ¿Cómo le cuentas qué te pasa?
La incomprensión
Hay muchos niños y niñas que conviven con un familiar que sufre dolor crónico 24 horas al día/noche.
Y, si ya es complicado explicar nuestra situación a los que nos rodean y que nos entiendan, imaginaos cómo debe de ser si se lo queremos contar a nuestros hijos.
Es muy difícil que un niño entienda lo que le pasa a su mamá o a su papá, el por qué de su mala cara, de sus ojeras, de su llanto, de su malestar, de su desgana y, a veces, de su malhumor.
Esta situación en ocasiones origina incomprensión, frustración, tristeza, impotencia e incluso, miedos, a padres e hijos afectados.
Mamá tiene una amiga invisible
Esto fue lo que motivó a Yolanda Casares Alcalá, mamá con dolor crónico, a escribir un cuento para Valeria y Diego, sus hijos y, la razón fundamental de Mamá tiene una amiga invisible.
Con este relato, la autora quiere que los más pequeños de la casa sean conscientes, pero sin dramas y con buen humor, del dolor que sufre su mamá o su papá.
Mamá tiene una amiga invisible habla de la lucha diaria a la que se enfrentan las personas con enfermedades que cursan con dolor crónico para intentar (sobre)llevar una vida familiar, laboral y social, digna, con sus tareas y actividades cotidianas.
Para Yolanda Casares, la intención primordial del cuento es la de ayudar a familias en situaciones parecidas a la suya, mostrar esta realidad a los niños y ser una herramienta a través de la cual aprendan a expresar con libertad, en su entorno familiar, todo lo que el dolor diario de un ser querido les pueda hacer sentir.
Moraleja
Os encantará la normalidad con la que Yolanda, en boca de su hija Valeria, narra y transmite su aventura diaria de tener una “amiga invisible” muy pesada, que no le deja nunca en paz.
Y os encantarán también las maravillosas ilustraciones de Juanjo Jiménez.
Por supuesto, el cuento tiene una preciosa moraleja: EL AMOR CURA. Aunque el dolor crónico sea, la mayoría de las veces, incurable, sentirse amado y cuidado cura.
No hay mejor analgésico-placebo que la sonrisa, los besos y los abrazos de tus peques.
Y, como sabemos que os ha entrado la curiosidad de leerlo, os dejamos este enlace: https://libros.cc/Mama-tiene-una-amiga-invisible.htm
Por: Gloria Gómez Alonso
Periodista