La disautonomía es un cuadro clínico que padecen algunas personas con fibromialgia y Síndrome de Fatiga Crónica Encefalomielitis Miálgica (SFCem). Son un conjunto de síntomas que se deben a un funcionamiento inadecuado del sistema nervioso autónomo o vegetativo. Se da con más frecuencia en mujeres que en hombres. También es muy frecuente en las personas con hiperlaxitud. El sistema nervioso autónomo se encarga de regular de manera involuntaria numerosas funciones en nuestro organismo, entre ellas:
- El mantenimiento de la presión arterial.
- La temperatura corporal.
- La digestión.
- La frecuencia cardíaca.
- La presión sanguínea.
- La frecuencia respiratoria.
- La salivación y la sudoración.
- La dilatación de las pupilas.
- El enfoque del ojo.
- La excitación sexual, la erección y la eyaculación.
- La regulación del sueño.
- La defecación, la micción y la secreción de lágrimas.
También este sistema es el encargado de ponernos “los pelos de punta”.
Tres sistemas de regulación
Las vías nerviosas que regulan estas funciones se dividen en tres sistemas:
- Dos sistemas complementarios, que son: el sistema nervioso simpático (nos prepara para la acción, nos activa), y el parasimpático (nos permite volver al estado de reposo).
- El tercer sistema es el sistema nervioso entérico, una rama especializada en la regulación de las funciones de los órganos del sistema digestivo.
Muchas personas con Fibromialgia y SFCem tienen alterada esta regulación, presentando en general un predominio de la actividad simpática.
La mayor parte de los órganos reciben inervación de los dos sistemas que deben mantener un equilibrio adecuado.
Cuando se producen alteraciones en el mecanismo de regulación o función inapropiada del sistema nervioso autónomo, ocurren un conjunto de síntomas que reciben el nombre de disautonomía.
Manifestaciones muy variadas
Las formas de mostrarse pueden ser muy variadas debido a que la mayor parte de los órganos pueden verse afectados.
Algunas de ellas son:
- Hipotensión ortostática (bajada brusca de la tensión arterial). Se produce una sensación de mareo y desmayo, pérdida de visión transitoria, pitidos en los oídos, palidez y en ocasiones pérdida de conciencia de corta duración o síncope por aporte insuficiente de sangre al encéfalo.
- En el aparato digestivo, los síntomas más habituales son alteraciones en la motilidad del estómago y el intestino que se manifiestan por náuseas, vómitos, diarrea, molestias abdominales difusas y estreñimiento.
- En la esfera sexual puede producirse disfunción eréctil, dificultad para la eyaculación y alcanzar el orgasmo.
- Aumento o disminución de la frecuencia cardiaca, palpitaciones.
- Insomnio.
- Falta de aliento, fatiga.
- Ansiedad.
- Sudoración.
- Dolor de cabeza.
Algunos de estos síntomas son comunes a más enfermedades, por lo que el diagnóstico debe realizarlo un médico.
No existe un tratamiento para la disautonomía y, a pesar de que hay medicamentos, el tratamiento farmacológico es complejo y debe combinarse con otras recomendaciones de hábitos diarios.
¿Cómo podemos aliviar los síntomas?
Las medidas para aliviar los efectos de la disautonomía son:
- Ante la presencia de mareos: tumbarse para facilitar la llegada de oxígeno al cerebro
- Facilitar la digestión: evitar comidas abundantes y exceso de hidratos de carbono (pan, pastas, patatas, arroz, azúcares) y de alcohol, ya que éstos bajan la presión arterial
- Realizar ejercicio aeróbico varias veces por semana para mantener el tono muscular
- Evitar permanecer de pie de forma prolongada y si no se puede evitar, hacer pequeños movimientos como ponerse de puntillas o cruzar las piernas.
- Durante viajes de larga duración sentados conviene hacer movimientos de vez en cuando.
- Usar medias de compresión.
- Aumentar el consumo de líquidos y el de sal (si no existen contraindicaciones por otras causas).
Lleva a mano siempre algo salado y agua.
- Reposar después de comer (entre 15 a 30 minutos).
- Realiza alguna actividad de relajación para “entrenar” al sistema parasimpático.
- Realizar las recomendaciones de higiene del sueño.