La Coenzima Q10 (CoQ10) o ubiquinona es un lípido isoprenoide constituido por un anillo bencénico hidroxilado con una cola isoprenoide hidrófoba. Fue aislado y caracterizado químicamente por primera vez en 1955 (Festenstein GN, et al, 1955).Dos años más tarde, el profesor Frederick Crane aisló CoQ10 de tejido cardíaco vacuno y le atribuyó por primera vez, un papel en la cadena de transporte electrónico mitocondrial (Crane FL, et al, 1957). Y fue en 1972, cuando Gian Paolo Littarru y Karl Folkers descubren al mismo tiempo la primera deficiencia de CoQ10 en pacientes con patologías cardíacas. Hay que añadir a estos hallazgos, el descubrimiento por Lars Ernster, del papel antioxidante, o protector contra los radicales libres del CoQ10
La principal misión del CoQ10 es el transporte de electrones de los complejos I y II al III de la cadena respiratoria mitocondrial para, de este modo, producir como elemento final energía en forma de ATP. Además, regula el acoplamiento de proteínas, el poro de transición mitocondrial y la β-oxidación de ácidos grasos, así como un importante antioxidante de membrana (Turunen et al. 2004). Además, los niveles de Co Q10 se han sugerido como un importante marcador de disfunción mitocondrial (Haas et al. 2008), y esto es debido a que se ha demostrado que una deficiencia del mismo induce en la célula una bajada de la actividad de los complejos II+III, complejo III y complejo IV, además reduce la expresión de proteínas mitocondriales involucradas en la fosforilación oxidativa, disminuye el potencial de membrana mitocondrial, incrementa la producción de ROS, activa el poro de transición mitocondrial (MPT), activa la degradación de mitocondrias disfuncionales mediante un proceso autofágico conocido como mitofagia y reduce el rango de crecimiento celular (Rodríguez-Hernández et al. 2009).
En lo que a su distribución subcelular se refiere, el CoQ10 está presente en todos los tejidos, aunque en cantidades variables. Así, la concentración de CoQ10 en un organismo varía de un órgano a otro y entre las distintas regiones de un mismo órgano o tejido. Igualmente, esta concentración varía en un mismo individuo a lo largo de su vida. Los tejidos más ricos en CoQ10 son el tejido cardíaco, hepático, muscular y cerebral. Dentro de un mismo tejido, las zonas con más abundancia de CoQ10 son las membranas externa e interna mitocondrial, los lisosomas y las vesículas de Golgi (Turunen M, et al, 2004).
CoQ10 en pacientes con Fibromialgia
El CoQ10 se ha mostrado alterado en numerosas patologías; Párkinson, Alzheimer, miopatías mitocondriales, ataxia cerebelosa, fenilcetonurias, cáncer de mama, esclerosis lateral amiotrófica, enfermedad de Huntington, patologías cardiovasculares, nefropatías, depresión, etc, así como en un cierto porcentaje de pacientes con tratamiento con estatinas. Estos fármacos actúan en la 3-hidroxi-3-metilglutaril coenzima A reductasa (HMG-CoA reductasa), que es un precursor común a la ruta de la biosíntesis de CoQ10, inhibiendo la producción de éste, lo que ha llevado a detectar ciertos problemas musculares derivados del uso de estos fármacos y al estudio del posible co-tratamiento con CoQ10.
Plasma, fibroblastos procedentes de biopsias de piel, biopsias musculares, células mononuclareares de la sangre, plaquetas, saliva, etc, han sido usados como muestras biológicas para el estudio de los niveles de CoQ10. En nuestros estudios hemos podido comprobar una alteración en metabolismo del CoQ10. Al tiempo que observamos bajos niveles de CoQ10 en células mononucleares (linfocitos y monocitos) de pacientes con fibromialgia, los niveles plasmáticos eran más altos de lo normal (Cordero et al 2009). Esto lleva a pensar en una deficiencia de CoQ10 al tiempo que un problema en el transporte del Q10 que los pacientes ingieren en la dieta. De cualquier modo, existe una clara deficiencia de CoQ10 en un cierto porcentaje de pacientes con fibromialgia. Hemos podido verlo en muestras de biopsias de piel de pacientes (Cordero et al. 2010), y también en otros modelos tales como plaquetas, fibroblastos, saliva, etc (datos en vías de publicación).
Además, el papel de la deficiencia de CoQ10 en la fisiopatología de la fibromialgia ha sido objeto de nuestras investigaciones durante bastante tiempo, aportándonos interesantes e importantes datos en vías de publicación y ya publicados. El déficit de CoQ10 induce un aumento de los niveles de radicales libres, los cuales aumentan el daño en los lípidos, induciendo el consecuente aumento de la peroxidación lipídica. Nosotros hemos demostrado recientemente una importante correlación entre los niveles de estrés oxidativo y los síntomas de los pacientes, de modo que; a más estrés oxidativo, mayor gravedad de los síntomas (Cordero et al. 2011). Otro de los grandes síntomas que acompañan a esta patología es el dolor de cabeza tipo migraña. El CoQ10 ha demostrado estar bajo en pacientes con migraña (Hershey et al. 2007). Nosotros hemos comprobado que en pacientes con fibromialgia y migraña, existe una alta correlación entre los niveles de CoQ10 y el síntoma migrañoso, de manera que; a menos niveles de CoQ10, mayor dolor de cabeza (pendiente de publicación).
Tratamiento con CoQ10 en pacientes con Fibromialgia
En nuestros estudios, hemos podido realizar pequeños ensayos con pacientes con Fibromialgia testando los efectos del uso oral con CoQ10. Hemos podido observar una cierto grado de mejora en los síntomas y un aumento de los niveles de deficiencia hasta llegar a niveles de normalidad, así como un importante descenso del estrés oxidativo (Cordero et al. 2011). Estos resultados muestran que el CoQ10 podría ser un nuevo tratamiento para la fibromialgia. Su uso se ha mostrado eficaz en ensayos clínicos en patologías como el fallo e isquemia cardíacas, la hipertensión, la fatiga extrema, enfermedades neurodegenerativas, movilidad espermática, etc, (Littarru and Tiano. 2010). Incluso, en el síndrome de fatiga crónica se ha descrito recientemente la deficiencia de CoQ10 considerándose la necesidad del tratamiento con el mismo (Maes et al. 2009).
Sin embargo, es importante hacer una llamada de atención. En primer lugar, todas las patologías que se benefician del tratamiento con CoQ10, son patologías en las que se ha demostrado previamente que existía de base, una deficiencia de CoQ10 y por tanto era necesario el tratamiento, por tanto se hace necesario el análisis previo de los niveles de CoQ10. En segundo lugar, son necesarias más investigaciones, ensayos clínicos aleatorizados y a doble ciego donde se evalúe el efecto del CoQ10 frente a placebo. Por tanto no es recomendable el uso de CoQ10 sin supervisión médica, sin una constatación previa de si existe o no deficiencia y sobre todo, es necesario tener paciencia a que la ciencia arroje las respuestas oportunas.
Mario D. Cordero
Centro Andaluz de Biología del Desarrollo (CABD-CSIC), Universidad Pablo de Olavide and Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Raras (CIBERER), ISCIII, Sevilla.
Miembro del Grupo de Estudios de Fibromialgia de la SER (GEFISER)